Todo amante del motor conoce, o debería hacerlo, la película Bullit. En ella, Frank Bullit (Steve McQueen) es un hábil investigador privado que se desplaza por la ciudad de San Francisco a los mandos de un maravilloso Ford Mustang. La máquina de Frank llama la atención de inmediato del corazón del petrolhead por su melodioso V8, el metalizado verde de su carrocería o por las llantas de cinco brazos en negro macarra, que le quedan de cine al bicho.
Todo amante del motor conoce, o debería hacerlo, la película Bullit. En ella, Frank Bullit (Steve McQueen) es un hábil investigador privado que se desplaza por la ciudad de San Francisco a los mandos de un maravilloso Ford Mustang. La máquina de Frank llama la atención de inmediato del corazón del petrolhead por su melodioso V8, el metalizado verde de su carrocería o por las llantas de cinco brazos en negro macarra, que le quedan de cine al bicho.
Todo amante del motor conoce, o debería hacerlo, la película Bullit. En ella, Frank Bullit (Steve McQueen) es un hábil investigador privado que se desplaza por la ciudad de San Francisco a los mandos de un maravilloso Ford Mustang. La máquina de Frank llama la atención de inmediato del corazón del petrolhead por su melodioso V8, el metalizado verde de su carrocería o por las llantas de cinco brazos en negro macarra, que le quedan de cine al bicho.
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